Elogio a la desobediencia, #FreeNseRamon

Elogio a la desobediencia, #FreeNseRamon

“Yo prefiero siempre molestar a los dioses” Nsé

Han pasado más de cuatro meses de la detención del artista ecuatoguineano Ramón Esono Ebalé, en medio de una confusa acusación por Blanqueo y Falsificación de Capitales, la situación del artista, jurídicamente es una incertidumbre constante.

Omitiendo la situación de tristeza que causa la reclusión de Jamón y Queso, y el intento explícito por parte de Teodoro Obiang, quien ya lleva más de 36 años en el poder, por censurar la voz de un artista, podríamos leer la situación como una acción performática iniciada en Paraguay, territorio en el cual Ramón adquirió mayor notoriedad a través de su militancia en el blog: Las Locuras de Jamón y Queso, posteriormente censurado en el 2013.

Según se estima, la obra de arte en su condición enigmática, no puede ser capturada, sin que la misma sea la causante de su propio desborde y sea esta quien dicte los designios del artista y su contexto, por lo tanto, si el estado en su actuar—temeroso— supone que la crítica a la dictadura se detenga, se limita a obstruir solo el cuerpo o sentidos corporales, mediante la reclusión, este accionar no significa un hecho triste del todo, sino una situación que quizás debamos observar con lástima. Al respecto, en una carta compartida por su esposa—Eloísa Vaello—, Ramón dio algunas señales alentadoras, nota en la cual compartió una reflexión  sobre su postura ante el poder y la libertad de expresión:

«Yo no pinto más que donde sea una persona libre y responsable de sus actos, sin embargo desde el poder han decidido no admitir la razón allá donde razonar impondría un mejor ritmo al desarrollo general del cual se presume.»

Leyendo el accionar de Ramón,como una totalidad, sin detenernos en los detalles de su multifacética y prolífica producción, la gran obra de quien ha sido considerado como uno de los mejores artistas africanos del 2017, podría residir quizá, en una intensidad crítica aumentada con los años, convirtiéndolo a él mismo en una causa, al compás de reclusiones similares como la de Ahed Tamimi, en Palestina, ateniéndonos al contexto actual. Una obra con un mensaje en común iniciada con cartas, acompañadas de tebeos en dónde la sátira y acidez eran comunes. En la que ahora, detenido el mensajero, se propaga con mayor intensidad, ante la híbrida mirada de la comunidad internacional.

#FreeNseRamon
Ramón Esono en la Bienal de Curitiba del 2015

A pesar de esta situación, el eco de #FreeNseRamon, ha generado reconocimientos que han dotado a la causa de mayor importancia, como el otorgado por el periódico El País, como una de las personalidades más relevantes del 2017, así como también en el portal Afribuku, en una selección de 12 artistas africanos de mayor relevancia, el premio por la valentía y honestidad como dibujante, por parte del Cartoonist Rights Network International, por sus siglas CRNI, y una mención por parte del escritor Neil Gaiman, a través del Pen International.

En su emblemática obra, La Pesadilla de Obi, es justamente Teodoro Obiang, quien un día amanece sin todos los privilegios que lo respaldan como dictador moderno, en la ficción, el mandatario pasea por los calabozos siendo testigo de cómo funciona el dispositivo de vigilancia. El mismo autor, en su estadía en Paraguay habría sufrido una experiencia similar, al ser detenido en numerosas ocasiones por su condición de extranjero, llegando en uno de los casos a permanecer bajo arresto, en una situación que le recordó el similar proceder de policías y militares en su país natal, siendo, a mí consideración, elemento que le otorgaría carácter al impulso anteriormente mencionado, gestado en otras latitudes, pero impulsado, en gran parte en esta tierra. A una obra que va más allá del trazo, sino como un acto performático en el cuál la sátira, la libertad, y el nefasto rostro dictatorial del poder, danzan, internamente en Black Beach, externamente, a modo de espera, en otras latitudes como un auténtico elogio a la desobediencia.

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Ramón Esono, el arte puede ser una actividad de alto riesgo

Dónde adquirir «La Pesadilla de Obi», de Ramón Esono.