Daniel Mendonca, una casa construída entorno al arte

Daniel Mendonca, una casa construída entorno al arte

Daniel Mendonca es abogado, investigador y docente. Sin embargo quise escribir sobre él por su particular relación con el arte. Daniel Mendonca define su casa como una casa loca, en donde crió a sus tres hijos quienes consideran que su vida en ella fué extraordinaria.

El espacio que habitamos es una proyección de nosotros mismos. Desde chicos vamos modelando nuestro espacio y nos vamos apropiando de él llenandolo de imágenes, objetos, colores. Nos vamos rodeando de cosas e imágenes, ordenando de manera conciente o inconciente el conjunto de pensamientos, conceptos y deseos que nos habitan interiromente y de esta manera les vamos dando forma.

Habitar el espacio es  tal vez una estrategia de dominación sobre lo exterior, o una manera de generar una extensión de nosotros mismos para apropiarnos del entorno o simplemente la forma que encontramos de contemplarnos y entendernos a nosotros mismos.

Visité la casa de Daniel Mendonca hace unos 10 años, además de su particular arquitectura no hay lugar en donde no haya arte. Lo contacté en éstos días para hacerle unas preguntas sobre su relación con el arte y a pesar de que no hablamos personalmente tuvimos un interesante intercambio del que comparto algunas partes y unas cuantas fotografías.

Dicen que uno se convierte en coleccionista cuando compra un cuadro y se percata de que ya no tiene sitio en las paredes para colocarlo. Si eso es verdad, es probable que yo cuente como un coleccionista de arte.

¿Cómo empezó tu relación con el arte y de qué manera se ha ido desarrollando?

«Tengo relación con el arte desde joven. La influencia de mi madre ha sido decisiva. Ella es una persona particularmente culta, profesora de historia del arte y de estilos del mueble. Cuando preparaba sus clases para la universidad, yo revisaba con sumo interés sus notas y proyecciones. Su colección de diapositivas de obras de arte me parecía fascinante.

Luego se produjeron tres circunstancias que influyeron enormemente en mi interés por el arte. A finales de la década de 1980 estudié mis posgrados universitarios en Buenos Aires, una ciudad muy rica en vida artística y cultural. Los museos y las galerías de Buenos Aires son estupendos. Luego, desde comienzos de la década de 1990 viví y enseñé en Barcelona durante más de diez años. Por supuesto, en Europa están muchos de los mejores museos del mundo y muchas de las galerías más interesantes.

Del interés de observador al interés de comprador pasé alrededor del año 2000. Podría decirse, incluso, que tiene fecha exacta. En agosto de ese año, mi esposa y yo decidimos construir una casa que funcionara como una gran galería de arte. Fue una idea muy extraña que hicieron realidad mis entrañables amigos Hermann Dienstmaier y Liliana Hadad, dos arquitectos excepcionales. De ese modo, la casa pasó a cobijar obras de arte contemporáneo paraguayo.

Hoy alberga esculturas, pinturas, fotografías e instalaciones de artistas contemporáneos paraguayos (o radicados en Paraguay), consagrados y emergentes. Dicen que uno se convierte en coleccionista cuando compra un cuadro y se percata de que ya no tiene sitio en las paredes para colocarlo. Si eso es verdad, es probable que yo cuente como un coleccionista de arte.»

Daniel me comentó además que una de las premisas para la construcción de la casa era el espacio dedicado a esta escultura de Gustavo Beckelman

Daniel Mendonca
Escultura de Gustavo Beckelmann

 

De verdad, creo que una colección de arte es mucho más que una mera acumulación de obras

¿Cuáles son el tipo de obras que te interesan, es decir, tienes una línea curatorial?

«Siento mucho interés por el arte contemporáneo, en casi todas sus direcciones y formas. Me interesan, por ejemplo, el arte pop, el arte óptico, el minimalismo, el arte conceptual, el arte documental, el hiperrealismo y el neoexpresionismo.

En cuanto a mi colección, ella solo contiene obras de arte contemporáneo paraguayo. Ese es el criterio de demarcación inconmovible entre lo que cabe o no cabe en la colección. A partir de allí, la elección de las obras responde a criterios de integración, representación, conmemoración o narración, por ejemplo.

En muchos casos, la elección va precedida de consultas a especialistas y críticos. Debo mucho a Adriana Almada y a Osvaldo Salerno en la conformación de la colección. De verdad, creo que una colección de arte es mucho más que una mera acumulación de obras.»

Daniel Mendonca me compartió la foto de la «araña» que tiene sobre su mesa del comedor, que además tiene vidrio fundido en su abdomen para poder instalar la luz, y fotografías de otras obras que hacen parte de su colección.

«Araña» de Gustavo Beckelman
Obra de Emmanuel Fretes
Obra de Fernando Allen
Obra de Joaquín Sánchez

Sencillamente, el arte me hace feliz.

Sobre sus motivaciones para coleccionar arte me escribió:

Afirman que la compra de arte obedece a una combinación de motivos. Se ha sugerido una analogía interesante para identificarlos. La analogía se remite a las tres hijas del dios Zeus, las tres Gracias, representadas en escultura y pintura por autores tan diversos como Rafael o Picasso. Las tres Gracias son Aglaia (Belleza), Eufrosina (Alegría) y Talía (Abundancia).

En la analogía, Talía representa el potencial que tiene el arte para incrementar su valor comercial, Aglaia representa el valor intrínseco que otorga un coleccionista a una obra de arte, y Eufrosina representa el orgullo de la posesión y el estatus que lleva consigo la propiedad de una obra de arte.

En lo personal, adquirir una obra de arte especialmente seleccionada me produce un enorme placer, una inmensa alegría. Sencillamente, el arte me hace feliz.

Espacio de la casa de Daniel Mendonca con obras de diversos artistas

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