Ramón Esono detenido en Guinea Ecuatorial
Cuando conocí a Ramón Esono, una de las primeras conversaciones que tuvimos fue de como un médico cubano le salvó un brazo de la gangrena después de haber estado encerrado durante un mes en casa de un curandero que lo castigaba. Según el curandero su mal comportamiento no dejaba que su brazo roto sanara.
Ramón tenía 11 años, había caído de un árbol, su brazo se rompió y su madre lo llevó al curandero. Ramón me contó como él recogía del piso los huesitos que se le caían y trataba de ponerlos en su lugar para que el curandero no lo castigara más. Después de un mes de torturas su padre lo llevó al hospital.
Esa historia contada en primera persona fue mi primer viaje a ese lugar del que nunca había oído hablar, Guinea Ecuatorial. Después de esa historia vinieron otras más, puesto que fuimos juntos algunas veces a buscar a nuestros hijos al colegio, cada trayecto era un viaje a Guinea, para mí eran realmente relatos de otro mundo, y entonces comprendí el universo desde el cuál Ramón dibujaba.

También me dijo que quería regresar a Guinea, tener una galería y un centro cultural, un lugar en donde los jóvenes del barrio pudieran pasar tiempo dibujando y teniendo algún contacto con el arte. En ese momento no me imaginé de la implicación política que podían tener esos deseos, porque no sabía del régimen totalitario que se vive en Guinea, pues el arte y la cultura son tremendamente peligrosos para una dictadura. En general es bien sabido que es más fácil dominar a un pueblo sin cultura.
El arte es revolucionario porque es una herramienta de emancipación, en el caso de Ramón es una actividad de alto riesgo, es difícil ser artista en condiciones normales, no imagino en una realidad como la de su país. Sin embargo él soñaba con regresar y hacer algo por su gente.
Ramón Esono, el artista que le grita al rey que está desnudo
Como muchos otros artistas en la historia de la humanidad Ramón Esono es como el niño del cuento “El rey desnudo”. El niño, como no está condicionado por el miedo o por la complacencia ante el poderoso, es capaz de gritarle al rey que está desnudo. En el cuento de Andersen el sastre le convenció al rey de vestir un traje inexistente hecho de un tejido especial que sólo los tontos no podrían ver. Nadie quiso pasar por tonto y sólo el niño pudo develar lo que a los ojos de todos era obvio.

Sin embargo ahora que reflexiono en esta historia me doy cuenta que el único que respeta verdaderamente al rey es el niño capaz de decirle la verdad. Todos los demás son complacientes o por el miedo o por la búsqueda de algún beneficio. Creo que el respeto sólo puede venir desde un lugar de libertad. No se puede realmente respetar por miedo o necesidad.

No hay nada más peligroso que una sociedad sin arte. Es una sociedad sin un espacio de libertad en donde no todo tenga que cumplir con una utilidad y una finalidad. El arte es la risa, el juego, la ironía, la utopía, la exageración, el lugar de los absolutos y de los absurdos. Sin el arte el hombre tal vez no habría podido llegar a la luna, o ni siquiera volar. Sin arte no existirían submarinos y tal vez tampoco ciudades. Porque antes de estar en el pensamiento de los hombres todas las cosas nacen primero en su imaginación.

Cuando Ramón me habló de su regreso a Guinea me habló tal vez con cierta ingenuidad de las cosas lindas que iba a hacer a través del arte para su gente. Creo que es la misma ingenuidad de quien soñaba hace más de un siglo con volar, a pesar de que los científicos habían determinado que nada más pesado que el aire podría sostenerse en el cielo.
Ahora que Ramón está encerrado todos los que lo conocimos nos hemos involucrado sin quererlo con su lucha, porque no se trata sólo de él, no son sólo sus dibujos, no es sólo el arte. Es poder decirle al rey que está desnudo, porque finalmente todos los que lo rodean y callan se benefician de su desnudez y se burlan a sus espaldas.
Pide tu también por la libertad de Ramón en este link:
Sobre la detención de Ramón:
https://elpais.com/elpais/2017/09/17/africa_no_es_un_pais/1505667804_966754.html
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