Ruben Capdevila, un defensor del aura  del arte

Ruben Capdevila, un defensor del aura del arte

Rubén Capdevila es de esos coleccionistas cuya pasión por el arte es similar a la de los artistas, él no está solamente juntando obras singulares o de gran prodigio, no se trata tampoco del valor histórico o material de las obras que colecciona.  Rubén Capdevila reconstruye la historia y arma relatos entre documentales y personales a través de su colección. De esta manera las obras siguen viviendo porque siguen siendo significativas para alguien más que para el artista.

Las obras dentro de una colección  adquieren nueva vida, incluso una mucho más importante e intensa que la que le dio el artista pues empieza a ser parte de un contexto, a vincularse con otros artistas, intelectuales, momentos políticos y sociales, narraciones poéticas o históricas. Es de esta manera que el coleccionista pasa de ser un colector a ser parte fundamental del proceso de creación artística y de construcción de la memoria colectiva.

Soy un coleccionista de grabados, y el grabado está vinculado en el Paraguay con los procesos históricos

«Mi pasión por el coleccionismo está vinculada con mi curiosidad por las artes visuales, son dos intereses contemporáneos. Desde el mismo momento en que yo empiezo a investigar sobre arte y a adentrarme sobre los procesos de las artes visuales en Paraguay, comienzo a encontrar que tengo un interés por el arte gráfico. Soy un coleccionista de grabados, y el grabado está vinculado en el Paraguay con los procesos históricos. Comenzando por la misma producción de grabados del Cabichui, que es lo más típico y lo más temprano en arte popular en América en el siglo diecinueve y es una particularidad de Paraguay. A mí me interesó mucho y a partir de eso comencé a tener un interés por el grabado específicamente, y por el papel en general.

Ruben Capdevila
Una de las imágenes más conocidas del Cabichuí

Mucho del grabado en Paraguay tiene que ver con la historia social, tengo un interés específico centrado por ejemplo en la obra de Osvaldo Salerno. Me pareció muy interesante su producción, así como la de otros artistas de los años 70 que dejaron obra muy potente como es el caso de Luis Alberto Boh, tengo un gusto específico por él. Pero también por otros artistas que siguen produciendo, como es el caso de Carlo Spatuzza por ejemplo, que me fascina su producción, me fascina su obra, y el trabajo que él hace de vincular algunos aspectos de la historia con su propia producción artística. Mi curiosidad parte de los proceso de las artes visuales del Paraguay pero también de la historia.

Rubén Capdevila
Obra de Luis Alberto Boh de la colección de Rubén Capdevila

Voy encontrando determinados personajes que me interesan y comienzo a coleccionar todo lo que se vincula con ese personaje. Me interesó un personaje como Viriato Díaz Perez, comencé a buscar información sobre él, artistas relacionados con él, o un personaje como Manuel Gondra, que era un intelectal vinculado con él, busqué todo lo relacionado con él como retratos, fotografías, litografías, referentes a él, y así voy adentrándome en otros aspectos. Julián de la Herrería y Josefina Plá, son dos personajes que me interesaron mucho, y trabajamos junto al Juan de Salazar en todo el proceso de volver a visitar la obra de ellos que tuvieron mucha influencia en todo el proceso cultural de las artes visuales en Paraguay. Entonces voy construyendo mi colección de acuerdo a determinados intereses, por determinadas corrientes de pensamientos, por algunos personajes de la historia, y en algunos casos no prima la cuestión estética sino que hay una curiosidad con respecto al contexto de la obra.

Voy haciendo una especie de arqueología

Tengo además una gran colección bibliográfica sobre la historia de la cultura y de las artes visuales en Paraguay, catálogos, libros un poco raros que abordaban en algún momento determinado la historia de las artes visuales. Voy haciendo una especie de arqueología. En ese sentido me gusta mucho trabajar dentro de la hemeroteca de la Biblioteca Nacional. Voy captando, fotografiando, reproduciendo grabados que aparecen, colecciones de revistas muy típicas como Guarania.  La tapa de Guarania fue diseñada por un artista argentino, pero dentro de la revista se pueden encontrar grabados de Julián de la Herrería por ejemplo. Es una de las primeras revistas después del Cabuchuí que utiliza el grabado, el arte gráfico para hacer una revista de carácter cultural y nacionalista. Me interesa muchísimo la producción independientemente de los contenidos, esa vinculación que hay de los artistas con el alegato histórico, me parece muy interesante.

Ruben Capdevila
Tapa de una de las ediciones de la Revista Guarania

Pero también me gusta mucho la producción actual, me vinculo con los artistas jóvenes de mi generación, trato de adquirir obras que producen, hay muchísima potencia en la obra de muchos artistas actuales y me gusta vincularme con lo que hacen.»

Ruben Capdevila aparte de ser  un investigador, o  “arqueólogo” que visita, reconstruye entre papeles la historia del Paraguay,  a través de textos y de imágenes, ha llegado a fomentar incluso nuevas narraciones y vinculaciones, como fue el caso de un libro “Los eróticos de la antigüedad” una nueva edición del libro del polígrafo español Don Viriato Díaz-Pérez, ilustrada por Ricardo Migliorisi.

Ruben Capdevila
Obra de Ricardo Migliorisi parte de la Edición limitada «Los Eróticos de la antigüedad»

Haciendo esta serie de entrevistas e investigaciones sobre coleccionistas he comprendido que el coleccionismo de arte es algo que va más allá de la mera inversión o del amor al arte. Por lo general los coleccionistas de arte van construyendo y reconstruyendo su propia historia a través de las obras  de arte, es una historia que trasciende la individualidad al relacionarla con todo lo que conlleva la obra artística, de esta manera inscribe su propia historia en un contexto, y la hace más universal, convirtiéndola en un legado para los demás. Por este motivo naturalmente llega un momento en el que todos los coleccionistas se preguntan sobre el  devenir de su colección.

“El destino que puede llegar a tener mi colección para mí es completamente desconocido, trato de sensibilizar a mi hija de 11 años especialmente, de hecho ella selecciona que obra va a su habitación, y yo le obsequio obras. El destino que va a tener mi colección y mi biblioteca, que va a ser muy importante en un momento determinado, para mí es completamente desconocido. Yo busco objetos que me devuelvan algo, que estén ahí para generar en mí un determinado efecto. Mi colección es algo que dialoga conmigo, los objetos que coloco a mi alrededor están en permanente contacto y diálogo conmigo. Yo busco objetos que en cierta manera tengan una determinada aura y que yo pueda tomar una distancia con respecto a ellos. Por eso mi cuidado y la complejidad de mi colección.

Soy un defensor del aura. La defensa del aura, “reauratizar” el  arte es nuestro único núcleo de resistencia frente a la producción masiva

Tengo diversos objetos de arte, desde arte popular hasta arte del siglo diecinueve paraguayo. Pero fundamentalmente busco objetos que me devuelvan con su aura algo. No busco comercializar porque no soy un vendedor, pero obviamente la colección, en algún momento cuando uno necesita o quiere desprenderse, tiene un valor económico importante.

Ruben Capdevila
Obra de Juan de Dios parte de la colección de Rubén Capdevila

En algún sentido una colección es una inversión, pero yo particularmente prefiero no desprenderme de los objetos que colecciono, porque cuando los selecciono o me son dados, trato de mantener esos objetos. Yo soy un defensor del aura. La defensa del aura, “reauratizar” el  arte es nuestro único núcleo de resistencia frente a la producción masiva, el mercadeo del arte. Yo tengo una relación muy íntima con mis objetos, y ahí el cuidado del lugar en donde estoy la iluminación de los objetos, entonces no pienso en el futuro.

Rubén Capdevila
Obra de Daniel Mallorquín parte de la colección de Rubén Capdevila

Me gustaría que las personas que se queden con esa colección le den un buen destino. A parte de eso como soy un servidor público voy editando mi colección también con una finalidad pública. Creo que lo mejor sería si tengo una gran colección bibliográfica de artes visuales es que esté a disposición de la gente. Si llego a tener una colección importante de grabados que esté a disposición del público. Pero eso dejo a criterio de los que me sucederán y se quedarán con eso.

Rubén Capdevila
Obra de Ricardo Alvarez parte de la colección de Rubén Capdevila

Obviamente no me gustaría que mi colección tenga el trágico final que tuvieron muchas colecciones en Paraguay que se desmembraron vendidas por partes y rematadas. Me gustaría que se mantenga como una colección, y que pase en todo caso a formar parte de la colección de una de mis hijas, o de un Biblioteca o de un archivo. Por eso desde el lugar donde yo estoy, que es la Biblioteca Nacional,  me intereso mucho por rescatar colecciones,  revindico mucho las colecciones especiales, y les doy un trato especial.

Tuve vinculación con muchos de los donantes de esas colecciones y ese amor que tenía por la colección era una cosa impresionante hasta el punto que me decían: “Te estoy entregando una parte de mi alma.» Pero como te digo en este momento tengo una relación dialéctica y reflexiva con los objetos que colecciono, están ahí interpelándome en el momento en el que estoy leyendo un libro, o tratando de escribir un artículo, y esa es la función que tienen en este momento.

Es importantísimo volver a introducir en la educación, en todos los ámbitos del ciclo educativo todo lo que tiene que ver con el arte

Muchas veces colecciono objetos que nadie tendría. Tuve que donar al Museo del Barro un gran dibujo grotesco de Selmo Martínez que yo adoraba, una obra de los años 70 que yo viví fascinado con ella. Tuve que donar porque en mi casa nadie quería. También tuve que bajar una litografía de Dalí, que es un retrato de Picasso porque tenía una mirada muy insistente entonces no gustaba, está guardada.

Rubén Capdevila
Obra de Selmo Martínez de la colección de Rubén Capdevila donada al Museo del Barro

Ese tipo de cosas se van dando, y son el tipo de negociaciones que uno tiene que hacer. Por eso trato de que mis hijas se vinculen y tengan una relación con los objetos de arte. Que no estén ahí sencillamente como cuadros. Mucha gente cuando se va a mi casa me dice: “Qué es acá, qué hay acá, porqué hay tantos cuadros?” Claro, no son objetos de arte, el cuadro es todo lo que está fuera de ese objeto, porque la gente no tiene una vinculación. No hay una apreciación estética ni conceptual.

Por eso es importantísimo volver a introducir en la educación, en todos los ámbitos del ciclo educativo todo lo que tiene que ver con el arte. Nuestra educación está completamente desentendida de los procesos culturales del país. No se habla de arte, no se habla de cultura, de la producción cultural del país. Y eso es muy grave.»

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