¿Por qué invertir en Arte? Es una pregunta no muy común. El arte no es una de las primeras opciones cuando pensamos en invertir, sin embargo es una de las pocas inversiones que no dependen directamente de una situación económica particular, tiene la capacidad de trascender fronteras, sean éstas geográficas, temporales o del mercado, además del aura particular que trae este tipo de inversión.
Si navegamos un poco por la web encontraremos rápidamente las razones por las cuales invertir en arte e inclusive algunos consejos. Básicamente nos hablan de lo importante de diversificar las inversiones, y de dejarse asesorar por entendidos en la materia para garantizar que la obra se valorice con el tiempo. Yo quisiera hablar desde otro punto de vista menos pragmático: pensar no tanto en la inversión monetaria, los riesgos o los posibles dividendos que esta nos proporcione, sino más bien quisiera hablar de la inversión que realmente se está haciendo, se trata de una inversión que no puede ser medible ni cuantificable.
El arte no es sólo una mercancía. De hecho, una de las características del arte pasa por una voluntad del artista de salir de la lógica mercantilista. Las obras de arte que en general logran tener un reconocimiento más allá del contexto particular en el que fueron producidas, no fueron hechas específicamente para satisfacer un cliente o un mercado. Hablar del mercado del arte es algo relativamente reciente, en otros momentos de la historia de la humanidad, la finalidad de las actividades que hoy llamamos artísticas era religiosa, ritual o meramente utilitaria.
Creo que el arte es la expresión del espíritu de una sociedad. Es la expresión de todo aquello que no se puede definir ni cuantificar, es la expresión del pensamiento y el sentir de un pueblo y un tiempo. Es tal vez por esto que hay obras que adquieren valores impensables, absolutamente irracionales. No se trata sólo de un objeto que pueda embellecer las paredes de un departamento.
El arte es una inversión particular, porque es reconocer que en una sociedad no todo debe tener una utilidad, un para qué o un para quién, es reconocer que es necesaria también una actitud contemplativa hacia la vida, en donde todo adquiera otro valor, y darnos cuenta que por más pragmáticos y utilitaristas que queramos ser no hay nada más abstracto en nuestras vidas que el dinero. Hoy tiene un valor, mañana puede no tener ninguno.
Enlaces de interés:
El arte es revolucionario en épocas de crisis
https://economia.elpais.com/economia/2017/02/09/actualidad/1486640594_629983.html
http://esferapublica.org/nfblog/la-soledad-de-avelina-lesper/