Cada año, desde la primera edición de Oxígeno Feria de Arte de Asunción, Osvaldo Salerno, director de Fábrica Galería/Club de Arte selecciona a un artista para realizar un trabajo curatorial y exponer en su galería. Este año, los dibujos de Wolfgang Krauch fueron los elegidos, y estarán en exposición a partir de mediados de mayo.
Oxígeno Feria de arte nace en el 2018 como un espacio alternativo para el arte en donde, por un fin de semana, se reúnen importantes propuestas artísticas del Paraguay, tanto de nuevos artistas como confirmados. Se trata de una fiesta artística y cultural creada para generar diálogo y vínculos entre diversos actores de la escena artística local. Uno de estos vínculos es el premio otorgado por Fábrica Galería/Club de Arte, que da la oportunidad a uno o dos artistas cada año de tener un acompañamiento curatorial con la finalidad de generar una exposición en la galería, dándole la oportunidad a éstos creadores de llevar su labor a un ámbito más profesional. Este premio ha permitido impulsar la carrera de jóvenes artistas como Belén Leguizamón o de Leticia Casati; el premio Fábrica ha representado también la oportunidad de sacar a la luz obras de gran valor artístico, pero desconocidas para el público de las galerías, de creadores con cierta trayectoria y una intensa búsqueda artística como es el caso de Gustavo Riego, Rodrigo Alcorta y de Wolgang Krauch. Gracias a éstos vínculos podemos alcanzar año tras año uno de los objetivos para los cuales nació Oxígeno feria de arte: oxigenar el ambiente artístico local para generar un ecosistema propicio para el arte.
La exposición que se inaugura en el mes de mayo en la galería Fábrica está conformada por una serie de dibujos en tinta o grafito sobre papel que llaman la atención por la minuciosidad de su factura. Sin embargo, la verdadera carga poética radica posiblemente en las escogencias de vida de Wolfgang Krauch que se reflejan en sus dibujos.
“Desde hace un tiempo me hace ruido pertenecer a una sociedad que da la espalda a la naturaleza, desde el momento que se construyó el concepto político de que la naturaleza es una cosa y el humano civilizado otra, casi antónimos, a mí me gusta más estar entre plantas que entre gente… no sé si es ecologista el mensaje ya que ese término se encuentra definido por parámetros sociales y políticos bastante rígidos y necesarios, pero lo de mis dibujos pasaría por una especie de relación más íntima y singular con el entorno en el que vivo”
Los trabajos de Wolfgang Krauch hablan de una necesidad que hoy en día es más que actual y necesaria: cuestionar nuestras escalas de valores. Krauch propone con sus obras un cierto regreso a la naturaleza, una renuncia a muchos de nuestros conceptos fundadores.
“Mucha gente por aquí «limpia» su terreno cortando todas las malezas… ese concepto de limpieza de estatua de mármol griega, que en realidad eran más colorinches que piñatas, me molesta, lo veo como la presencia del pensamiento hetero patriarcal capitalista y que por ejemplo se materializaba con la costumbre de la colonización de estas tierras, donde llegaban y la primera función del hombre era la de cortar todo para poder sentirse seguro ante la jungla, pues yo quiero estar del lado de la jungla”
Hay también un cierto misticismo en su aproximación, una búsqueda de algo más esencial, como si la observación directa de la naturaleza pudiera transportarnos hacia una realidad que no está determinada por los parámetros culturales: “también hay una intención estética, y es que me fascinan las sombras y composiciones que se arman con el azar, como casi sin intención la «realidad» (vs cultura) supera cualquier cosa que pueda llegar a imaginar”
Esta serie de dibujos están relacionados con las elecciones de vida que Krauch ha hecho, tal vez buscando mayor coherencia entre su cotidiano y sus ideales. Poco a poco se ha ido alejando de la ciudad, buscando un modo de vida más en intimidad con la maleza como él mismo lo describe. Incluso la elección del soporte tiene que ver con su mirada.

“La intimidad del papel no la tiene otro soporte, sobre todo porque es algo muy familiar para todos, todos usamos papel y tuvimos en nuestras manos algún papel que valía más que cualquier tesoro, sea una carta, un copiatin o un dibujo, me gusta llevar el papel a ese nivel donde se lo aprecie como parte de la obra, los orientales siempre lo tuvieron bien claro en ese aspecto al igual que la tinta. Y también pasa que como filosofía de vida trato de utilizar la menor cantidad de recursos y sacar el mayor provecho posible, creo que es parte del oficio, y el concepto de oficio, como el de una vida frugal, pueden tomarse como referencias para mi elección de vida”
Wolfgang Krauch es un artista de gran sensibilidad acompañada además por el rigor que exige el oficio de lutier en el que se desempeña desde hace años. Es de esos artistas que trabajan en la sombra porque su interés no está puesto en alcanzar alguna forma de reconocimiento, sino en la búsqueda de coherencia, de alguna forma de belleza y perfección que puedan nutrir su vida y su cotidiano. Es por esto que celebro la escogencia de Osvaldo Salerno, que permite poner en valor la búsqueda de artistas como Krauch.
En estos momentos de la historia de la humanidad, en los que estamos llamados a volver a lo esencial, los dibujos de Wolfgang Krauch son particularmente pertinentes y necesarios, en su búsqueda de coherencia, en su llamado a apreciar nuestro entorno, y a tomar una actitud más austera, respetuosa y contemplativa.
La exposición se inaugura el 19 de mayo 2021
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