La pintura hoy en día sigue siendo de actualidad
Hace un tiempo el pintor paraguayo Enrique Collar posteó en un grupo de Facebook el link de los artistas seleccionados en un concurso de pintura figurativa y decía algo así como “todavía el mundo pinta”. Hay quienes piensan que la pintura hoy en día está en decadencia, pero la realidad es otra.
Con la aparición de la fotografía se pensó que era el fin de la pintura. Y sin embargo desde antes de que existiera la fotografía había artistas que ya estaban usando el método de la cámara oscura como herramienta para sus pinturas. Al nacer la fotografía no murió la pintura, la fotografía se convirtió en una herramienta más de la pintura. Si hoy podemos hablar de hiperrealismo en la pintura es gracias a la fotografía. La fotografía puede ser documento, pero entra también entre las artes. Hay fotografías tan impactantes, tan inspiradoras y poéticas como un cuadro. Así como hay cuadros anecdóticos que no pasan de ser, con suerte, documentos de un momento histórico.
El arte ha tomado diferentes modos de expresión, muchos intelectuales habían anunciado el fin de la pintura. Inclusive en la Escuela de Bellas Artes de Paris, cuando yo era estudiante casi todos los talleres de pintura fueron substituidos por talleres de “arte contemporáneo”. Tuve entonces que inscribirme en todos los talleres técnicos como los de grabado, serigrafía, litografía, pintura al fresco, y el profesor que me llevó hasta mi tesis era profesor de técnicas de impresión, porque ningún otro podía entender ni acompañar el trabajo de una estudiante latinoamericana a la que le seguía interesando la pintura figurativa.
Comprendí en esa lucha por mantener mi identidad artística que el “arte contemporáneo” era en ese momento “el inglés del arte”, como diría Gerardo Mosquera, crítico de arte cubano, y me era extremadamente contradictorio tener que hablar de algo que tenía que ver con mis raíces y mi modo de percibir el mundo, con otro lenguaje que no fuera el mío.
Hoy en día ya no se habla sólo del fin de la pintura, hay teóricos del arte que dicen que el arte ha muerto. Este tipo de afirmaciones creo que van de la mano más con un proceso de cambio, de crisis que con una muerte verdadera. Seguramente la pintura que se hacía antes de la aparición de la fotografía murió, así como el arte tal como se concibe hoy en día está muriendo.
El mundo capitalista está en plena crisis y decadencia, está agonizando mientras lucha en contra de nuevos modelos de organización social y económica que, acompañados por el desarrollo de las tecnologías y de la comunicación, son casi inevitables, al no ser que el sistema actual en su agonía genere la destrucción total.
El ser humano no ha dejado de escribir por existir teclados, no ha dejado de caminar por existir autos, de la misma manera no dejará de expresarse de manera gráfica por los avances tecnológicos. Es hoy en día aún un misterio la razón por la cual los hombres dejaron sus huellas en las cavernas en forma de pinturas. Creo que la pintura es una manera de decir “existo y percibo”.
La pintura es un lenguaje, tiene su propia gramática, sintaxis, signos, palabras. El lenguaje sirve para darle forma a los conceptos, pensamientos, sentimientos. Todos estos contenidos son infinitos, y están en constante cambio.

Creo que en Latinoamérica nos falta todavía por descubrir mucho de este lenguaje que tiene que ver con nuestra historia, y nuestro modo de percibir el mundo. No nos hemos pintado suficiente, nos falta desarrollar nuestro lenguaje propio que durante tanto tiempo ha sido tan influenciado por las exigencias del mercado del arte internacional. La pintura hoy en día existe, y debería existir en todas las esferas, urbanas, suburbanas, indígenas, campesinas, para que este lenguaje se enriquezca de símbolos y sintaxis que vehiculen eso que somos, una cultura híbrida y mestiza, con una historia social y política compleja, llena de desequilibrio económico pero de una gran riqueza. Tal vez si permitimos e incentivamos la existencia del arte en general en nuestra sociedad sea más fácil vernos, perdonarnos, percibirnos, comprendernos, aceptarnos, tolerarnos y construir juntos una sociedad más empática y equitativa.
Para leer el libro de Gerardo Mosquera, «Caminar con el diablo»:
https://es.scribd.com/document/189075832/Gerardo-Mosquera-Caminar-Con-El-Diablo-2