Indudablemente la imagen del artista melancólico, solitario incomprendido, alcohólico y drogadicto no es más contemporánea.
El arte y la imagen del artista ha transitado a lo largo de la historia por definiciones y categorías diversas, estrechamente relacionadas con el mercado y los valores de cada época.
Hoy en día es particularmente complejo el tratar de definir tanto el arte como su función y el rol de los artistas. Los artistas actualmente se salen de todo tipo de categorización y estándares.
Hay quienes están profundamente interesados en el dominio de técnicas y oficios hasta alcanzar niveles extraordinarios, quienes tratan de vehicular contenidos y mensajes a través de sus obras, los que crean imágenes agradables o inquietantes, quienes buscan poesía, quienes tratan con sus obras de romper paradigmas, o aquellos que se dedican al trabajo en comunidades para mejorar su entorno o visibilizar situaciones. Hay quienes denuncian, quienes hacen arte político, quienes investigan dentro de otras áreas del conocimiento para generar propuestas sociales o simplemente preguntas u otros modos de ver. Hay quienes luchan contra el sistema, quienes lo usan, y quienes luchando contra el sistema son absorbidos por el mismo.

Hay artistas que trabajan bajo el anonimato con pseudónimos y colectivos artísticos, centros de investigación artística e investigaciones interdisciplinarias.
Muy interesante un artículo de William Deresiewicz titulado la “Muerte del artista y el nacimiento del creativo emprendedor”, en donde relata la imagen del artista a través de los tiempos que va desde artesano, pasando por el genio, hasta llegar al profesional, y propone la actual figura del emprendedor creativo:
Artesano, genio, profesional: debajo de cada uno de estos modelos está el mercado. En otras palabras, hablan sobre la forma como se les ha pagado. Si el paradigma artesanal predica el surgimiento del capitalismo moderno (la era del artesano fue la era del patrón, siendo el artista casi un dependiente del feudal), el paradigma del genio y del profesional fueron etapas que trataron de ajustar el sistema.
El artista profesional es una figura todavía vigente, y es el artista que va haciendo su carrera como cualquier otro profesional, juntando estudios en reconocidas instituciones, becas, residencias artísticas, hasta llegar a alcanzar un lugar de legitimación internacional en las estructuras creadas para tales fines. Sin embargo el artículo de William Deresiewicz plantea el nacimiento de una nueva figura que es la del creativo emprendedor. El creativo emprendedor es el producto de estos tiempos en los que la información, las relaciones de poder y las relaciones económicas se están revolucionando gracias a internet, y las redes sociales, seguramente un proceso necesario ante la decadencia del sistema capitalista tal como lo conocemos.
La información se ha democratizado, tanto el acceso a la misma como la posibilidad de darse a conocer, de crear su propia imagen y su propia trayectoria. Todo está al alcance, y cada quién es artífice de su propia carrera. Los artistas tienen la posibilidad de generar sus propias redes, y de llegar directamente a sus clientes potenciales, de generar su público y sus interlocutores.
En este sentido dice William Deresiewicz que el artista se convierte en un creativo emprendedor, versátil, con muchas aptitudes porque está a la escucha de sus clientes a quienes tiene acceso directo. Sin embargo no me parece tan simple el panorama, si bien nace un nuevo modelo de artista, y que el arte se ha ido fusionando con otras disciplinas, creo que el arte sigue vivo como una forma particular de aproximarse a la realidad.
La imagen del artista genio, así como la del artista profesional para llamarlas de alguna manera, corresponden a relaciones particulares con la sociedad y el mercado. El genio en tiempos de la exacerbación del ego y del reino del capitalismo, es la imagen del antihéroe necesario para corroborar el sistema. El artista profesional es la imagen creada por un mercado que necesita de esos valores abstractos ligados al conocimiento.
Estamos entrando en una época en la que todo se va poniendo en cuestión y van cambiando las valoraciones, el arte atraviesa los oficios, la artesanía, lo popular y lo comunitario, así como diferentes disciplinas del conocimiento. Lo colectivo empieza a ser valorado por encima de lo individual, el conocimiento por encima del reconocimiento, la ética y la moral por encima de la ganancia, la ecología por encima de la economía.
Seguramente la imagen del artista genio ha desaparecido puesto que hoy en día a través de internet podemos ver miles o millones de genios en diferentes ámbitos, y ya no se trata sólo de genialidad, pues hemos descubierto también que detrás de esa genialidad se esconden muchas veces seres humanos infelices o despreciables.
Va desapareciendo también la del artista profesional, pues vamos descubriendo como detrás de brillantes carreras hay muchas veces muy poco contenido y grandes intereses económicos, en cierto sentido es el llamado capitalismo cognitivo, y es la absorción por parte del sistema capitalista de las producciones del conocimiento. El capitalismo cognitivo es capaz de absorber y enbanderarse con obras que critican el sistema mismo.
Seguramente es la época en la que se rompen todo tipo de estereotipos, el artista hoy en día ya no es necesariamente ni artesano ni bohemio, no siempre necesita de una importante trayectoria profesional legitimada por instituciones reconocidas, puede ser un intelectual o un empresario, pero sobre todo debe hacerse cargo de su camino, de su imagen y su formación.
En la imagen destacada el escultor estadunidense Jeff Koons
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