Daniel Nasta, sobre coleccionismo y perderle el miedo atroz al arte

Daniel Nasta, sobre coleccionismo y perderle el miedo atroz al arte

Una cosa así no se hace sólo con plata, empieza a contarme Daniel Nasta en la visita que le hice a su oficina en la actual sede de Texo y consulado honorario de Jordania en Asunción. Fui a hablar con Daniel Nasta sobre su relación con el arte como uno de los mayores exponentes del  coleccionismo en Paraguay.

Cuando entré me pareció estar entrando a un mundo paralelo, en donde en cada rincón hay un relato, un lugar lleno de objetos hechos con arte. Según Aristóteles el arte es todo aquello hecho de manera consciente, me parece una definición interesante en tiempos industriales en los que el hombre tiene cada vez menos relación con sus obras.  Cada uno de los objetos que está en el consulado honorario de Jordania tiene una historia que contar, no conozco Jordania, pero hace poco una amiga estuvo ahí y me dijo que es el lugar más misterioso y hermoso que ha conocido en su vida. Me dijo también que era como descubrir sus raíces, y que de alguna manera todos venimos de esa zona (supongo que se refería a nuestra cultura occidental). Estando ahí recordé sus palabras y me dije que esa casa era entonces un buen representante de un lugar tan misterioso que tuviera que ver con nuestras raíces, si no hay raíces no hay identidad, y sin identidad no hay producción artística.

Antes de nuestro encuentro me ofrecieron asiento, y me encontré como una niña jugando a escoger la silla en la que me iba a sentar, porque cada silla que hay ahí es diferente y es una historia, al ver tal diversidad reunida uno reconoce que cada uno de esos objetos tiene una personalidad propia, cada uno de ellos es la cristalización de un modo de vivir, de ver, de sentir.

Al escoger una de esas sillas uno establece una afinidad,  es como un viaje a un lugar desconocido, a una manera de pensar, y como todos los viajes es un modo de conocerse a sí mismo. Después Daniel me contó que cuando invitan a personalidades para la serie de intercambios “Contar el arte” a cada uno le asignan una silla según la historia de la silla y la relación que puede tener con la persona, me contó también el origen de la silla en la que me había sentado.

Daniel Nasta
«Contar el arte» con Claudia Casarino en la casa Texo

Entrar en el mundo de un coleccionista es tener la posibilidad de conocer muchos mundos y de emprender muchos viajes. Un coleccionista es un aventurero diferente, no sólo busca lugares físicos por descubrir, sino universos interiores.

“Mi pasión por las sillas nace viajando, viendo las sillas en las casas de amigos míos, y que eran las sillas icónicas diseñadas por arquitectos muy importantes, y eso me llevó a reflexionar, sobre la cualidad atemporal de las sillas, diseñadas en la década de los 20 y parece que fueron diseñadas en los 70, tienen vigencia. Después de eso vi las pinturas que había elegido y me di cuenta que elegía pinturas que tienen cualidad atemporal, esa es la primera pregunta que me hago frente a una obra, es atemporal?”

Creo que esta capacidad atemporal tiene que ver con un cierto grado de libertad de la que debería gozar el artista en el momento de crear, y en este sentido la relación con el mercado del arte y las estructuras de legitimación es sumamente delicada.

“La libertad de creación es una conquista del artista sobre la propia necesidad (…) toda gran obra de arte es, en este sentido, una manifestación concreta, real, de la libertad de creación del hombre”  (1) escribió Adolfo Sánchez Vázquez.

Porque cuando la creación está concebida para un contexto particular, para el gusto de alguien o de un conjunto de personas, pierde una relación con su propia esencia y  su función. Sin embargo el artista necesita intensamente de la sociedad, porque hace parte de la misma, y en el diálogo e intercambio puede crecer y proyectarse en el tiempo.

Bernardo Krasniansky me enseñó a perderle el miedo al arte, al comienzo tenía un miedo atroz hacia el arte, creo que la mayoría de las personas lo tienen, porque siente que es como un juicio, si saben, si no saben, si saben elegir o no, entonces uno tiene que ir estableciendo sus propios procesos. Es una cuestión de empezar a entender estéticamente y de crear los propios condicionamientos estéticos, las propias valoraciones estéticas respecto a una obra de arte.” dice Daniel Nasta.

Daniel Nasta
Afiche de la retrospectiva de Bernardo Krasniansky en el 2016

Es en la mayoría de los casos a través de la relación directa con los artistas que Daniel Nasta ha construido su colección y sobre todo su comprensión del arte: “Con mi esposa Viviana visitamos talleres de artistas y hablamos con ellos para tratar de entenderlos, y que nos ayuden a mejorar nuestra propia percepción, y nuestra propia interpretación de eso que estamos enfrentando y creo que eso es muy enriquecedor.

El pasado miércoles murió Gustavo Beckelman, uno de los principales exponentes de la escultura en Paraguay. Y se siente un gran luto, parte de la sociedad se estremece. Por un lado la muerte llega siempre de manera sorpresiva y nos recuerda lo que realmente somos, tiene la capacidad de poner nuestras certezas en cuestión y  le devuelve el verdadero valor a las cosas.  Muchas veces después de la desaparición de un artista se empieza a construir un mito, porque el artista deja huellas, y a partir de esas huellas se reconstruyen historias.

Daniel Nasta
Gustavo Beckelman, por Artífices de Kurtural fotografía de Nath Planás

Es en especial cuando muere un artista que nos damos cuenta de su verdadera labor, y de sus sacrificios. Leí en una entrevista publicada por Kurtural un poco de la vida y de las escogencias que se tuvo que plantear Beckelman, pudo ser arquitecto y ganarse muy bien la vida con eso, pudo tener una herrería industrial, sin embargo en las dos ocasiones renunció para poder tener su taller y dedicarse a la escultura artística, y en el momento de la entrevista decía estar en quiebra  que dependía de los encargos, de algunos clientes y coleccionistas.

Cuando un artista se enferma o envejece es objeto de beneficiencia, y si bien se despierta el espíritu de solidaridad de una sociedad estas situaciones ponen de manifiesto la poca importancia que el Estado brinda al arte y la cultura.

Si en la sociedad poco a poco vamos despertando y reconociendo la importancia de las artes creo que este despertar va a verse reflejado en las políticas públicas respecto al arte y la cultura. Mientras tanto la función de los coleccionistas de arte es fundamental en Paraguay porque son ellos quienes se hacen cargo no sólo de reunir y salvaguardar piezas, sino que además incentivan a la creación gracias al intercambio con los artistas.

Otras  preguntas que se responde Daniel Nasta al adquirir obras de arte:  “La segunda pregunta es si lo colgaría en mi casa, después surgió otra pregunta: Tiene un valor museístico?, reflexiones que fui aproximando a mi vida y mi realidad, y a través de eso fui haciendo la curaduría de lo que es hoy en día el acervo y el patrimonio de la fundación Texo, sigo haciéndolo, aunque dentro de unos años van a haber procesos muy distintos de cómo se va a hacer.

Esta tercera pregunta tiene que ver con el valor social del arte, es decir, no se trata sólo del goce estético individual, sino de un legado para la sociedad.

Al respecto copio aquí una anécdota muy ilustrativa encontrada en la web:

“En junio de 2010 el periódico The Wall Street Journal publicó una conversación entre Cheyenne Westphal, director del área de Arte Contemporáneo de Sotheby’s y un importante coleccionista privado. «Buenos días señor, le llamo para decirle que en el mercado actual podríamos conseguirle 50 millones de dólares por su cuadro de Rothko», dijo el mandatario de la casa de subastas tras telefonear al propietario de la obra. Tras un silencio extremo, el millonario aficionado al arte contestó: «Bien, señor Westphal, son unas noticias buenísimas, pero ¿qué coño haría yo con 50 millones de dólares en el banco?»”

Y es que el arte puede enriquecernos mucho más que el dinero, porque su valor no es sólo como mercancía, tiene un valor que no puede cuantificarse en cifras.

Próximamente la Fundación Texo abrirá sus puertas y dará a conocer las obras de la colección de Daniel Nasta.

(1) En «Ideas estéticas de Marx», Adolfo Sánchez Vázquez

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